domingo, 8 de marzo de 2009

Si hace lo que le digo

-Una caminata por la ciudad no es recomendable a su edad. Mejor camine un poquito en su cuarto, dele vueltas a la cama. Y le vuelvo a decir, a su edad subir y bajar escaleras sin ayuda es muy complicado. Es en serio, camine sólo lo que le dije y poco a poco olvídese de los demás, por ningún motivo se apoye en los muebles a menos de que sea muy necesario. Si hace lo que le digo, en unos meses ya no necesita su andadera, señor.
- Pero, doctor, ¿usted cree que...
-Mire señora, si no va a hacer lo que le digo, no tiene caso que sigan viniendo. Esto es un tratamiento que funciona a la perfección según quince años de experiencia y todos esos títulos que ve en la pared ¿Ya los vio? Especialidad en pediatría, maestría en pedagogía. Por todo eso nunca se había presentado queja alguna. La verdad me sorprende que a su edad usted todavía lo consienta así.
-Si no dudo de usted, es sólo que, bueno, mírelo. ¿No es una ternurita?
- No, no es una ternurita, señora, es un codependiente con babero. Si por usted fuera, todavía ...
- Dabrrr
- ¿No le va a decir nada?
- Manolín, el doctor quiere que dejes de balbucear.
- ¡Manolín no, Manuel!
- Manuel, el doctor...
- No soy yo, señora, todos los pedagogos y pediatras saben que a su edad ya podría estar caminando solo y construyendo castillos de madera, o hablando, ¡fíjese bien! hablando con sus amigos imaginarios, pero usted seguramente lo tiene frente a la televisión doce horas al día, y en cuanto llegue a la primaria ya se sabrá el catálogo de videojuegos del palacio y se creerá no sé qué súper héroe, ¿verdad? y, entonces, ¡cuáles amigos imaginarios!
- Es que, usted sabe...
- ¿Cómo es su vida sexual, señora?
- ¿Mi... mi vida sexual? Pues... no me quejo, doctor.
- Si no se queja es porque no sabe cómo, mire nada más cómo este hombre envejece en detrimento de su futuro, ¡ja! Satisfactoria, mangas. A mi no me engaña, usted anda por ahí muy cómoda desquitando su frustración sexual con Manuel. Ya me lo imagino a sus doce años: bien peinadito, sus libros acomodados alfabéticamente en su mochila y usted revisándolo todas las noches antes de dormir porque no tolera su propia situación, olvídese de la emocional, la sexual. Yo sé, señora Alcántar...
-Jiménez, doctor.
-Señora Jiménez, todos sabemos lo difícil que puede ser estar solo por algún tiempo, ya usted sabrá si estar de acuerdo conmigo o no.
-Bueno, pues no es fácil, doctor.
-Dígame Miguel que ya no estamos para esos tratos, Lucía.
-Flor.
-Ajá... la cosa es que no nos olvidemos de tu hijo, porque mira nada más qué ternurita. ¡Todo lo que hay que hacer por el beneficio de sus hijos! Manuel, voltea, Manuel, agú agú ñaca ñáca.
-¡Miguel!
- ¡Doctor Miguel! Mande.
-No que no hiciera eso, que codependiente con babero y blablá
-Es diferente. Tú eres su madre y yo soy como su amigo que lo cura; conmigo lo ve como un juego; seguro en tu casa cree que se llama Gúgu o algo así. La verdad sea dicha, requiere una dosificación del dialecto ese más regulada y repartida entre varias figuras adultas, sino ya lo puedo ver gateando hasta los seis años de menos. ¿Todavía le das mamila?
-N... no siempre.
-No siempre, no siempre. Mira nada más, Flor, qué fácil te escapas. No siempre. ¿A veces todavía le das teta?
-Aaaa mgm mgm mgm
-Ándale, pregúntale que qué tiene, ruégale para que se calme y que no se te olviden las caras chistosas y las cosquillas. A ver si cuando trabaje su jefe le da de comer en la boca y le calienta sus camisitas para que no se enferme.
-Ash. Se espanta cuando la gente alza la voz, Doctor Miguel.
-Ah, conque se espanta con los ruidos.
-No, digo que...
- ¡AAAAAAH, MIRA, MANUEL, AAAAAAH, SOY UN CHANGO, AAAAHHH!
- ¡Uaaaa!
-¡Ave María purísima, Doctor Miguel! Deja de jarate los pelos.
-SOY UN CHANGO, FLOR, ESO HACEN LOS CHANGOS Y CHILLAN ¡UH, UH, UH! Y SE RASCAN LAS NALGAS Y SE HUELEN. ASÍ, MIRA, ¡UH, UH!
-¡Uaaa, uaaa!
-bájate del escritorio, por lo que más quieras.
-HASTA QUE DEJE DE LLORAR ¡UH, UH!
-¡Uaaa!
-Doctor ¿está bien?
-Sí, ¡UH, UH!, Carlos, pero dígale a todos mis pacientes que hoy ya no podré atenderlos, ¡UH! este caso requiere de mi total atención.
-Si usted lo dice.
-Y traiga un six de coronas por favor y un café para mí. ¿Tú no quieres nada, Flor?
-No, muchas gracias.
-Sería todo, Carlos, por favor cierra la puerta al salir.
-Cómo usted diga.
-Mira, ya dejó de llorar. Ahora sí, todo a su lugar. ¿Quieres una paletita, Manu?
-¡Manuel!
-¡Babué, Babué!
-¿Ya viste cómo es molesto?
-Porque tú no escogiste el nombre.
-Pero me importa su futuro, y su presente no puede quedarse así.
-Aquí tiene el six y el café, Doctor.
-A la otra toque la puerta si no es mucha molestia, Carlos, pudimos estar en medio de una cirugía mayor aquí, y esas no son maneras.
-Usted dispense.
-No se preocupe, ahora salga y cierre de nuevo. Ya se puede ir si quiere.
-Hasta mañana, Doctor, que descanse. Hasta luego, señora, compermiso.
-Hasta luego.
-¿En qué estábamos? Ah sí, las cervezas de Manuel.
-¿De Manuel? ¡Eso sí que no, cerveza ya es demasiado!
-Ba, be, bu.
-Flor, te voy a tener que pedir, no quería hacerlo, la verdad, pero te voy a tener que pedir que dejes de ser tan mojigata. Mira a Manuel, ¿crees que se lo merece? Hoy le prohíbes la cerveza y mañana ¿qué? Si sigues tratándolo así vas a tener que corretearlo para que no se caiga o, mejor aún, cargarlo, y ya más grandecito vas a tener que prohibirle que tenga novios.
-¡Dios no lo quiera, Doctor Manuel!
-¡Ya ves! Proyectas ese deseo enfermizo por tu hijo en mí. ¡Dios me libre de tu yugo, Flor! Debería darte mucho miedo.
-¿Qué puedo hacer, Doctor Miguel? No quiero que mi hijo se...
-¿Se haga homosexual, Flor? ¡Dilo, dilo, homosexual!
-¡No, eso jamás! ¿Qué puedo hacer?
-Aá
-Puedes darme el beso más pedagógicamente correcto que jamás has dado, pero apúrate si que aún tiene sentido. Por tu hijo. Y tú, Manuel, míranos de cerca, hazlo por tu propio bien.
-Ca, bobó
-Pero nada más un besito, porque así como lo ves tiene papá.
-Y yo señora, pero esto es por tu hijo y su educación moral. Mira a tu hijo mmm crecer mmmás sano que todos los otros mmmniños.
-¡Todo lo que una tiene que hacer por su hijo!