domingo, 24 de enero de 2010

Inesperadamente

No soy tan suceptible al llanto a través de la literatura, al menos no desde que entré a la carrera de letras. La última vez que traté de contenerme inútilmente, recuerdo, fue un par de años antes de entrar a la carrera, cuando terminé de leer "El barón rampante" de Italo Calvino, tendría alrededor de 21 años. Antes de eso, fue "El lago" de Ray Bradbury, andaría yo en los 18 o 19 años, no recuerdo exactamente.
Estoy seguro de haber recibido muchas sorpresas de este tipo: conmovedoras. Pero hoy me pasó algo distinto, una especie de indagación violenta que me tumbó sobre mí mismo con los cuatro versos certeros del final, pongo todo el poema:
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Me aburro como un león

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Me aburro como un león
fuera del África.
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Yo no nací, sino que por el vientre
de mi madre
pasé del África a este zoológico
policial de la vida.
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Mi padre nunca pudo entrar
más allá del vientre de mi madre.
De modo que mi padre
no pudo se mi padre.
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Me resultó tan fácil asirme a este poema de Héctor Viel Temperley, fue como si me colgara de un dolor universal y apenas me hubiera sido asignado un pequeño sitio en el extremo para hacerlo.
Supongo que de todos modos extraño a mi papá, aunque cada vez menos, porque cada vez me pesa más descubrirlo en su clara imperfección y francamente no tengo paciencia ni valor para hacerlo. Tal vez uno sabe que espera de las personas que conoce.
Al final del día, pude leer a otro poeta que me tranquilizo. Debe ser cierto que "siempre acabamos llegando a donde nos esperan" y de algún modo puede ser que lleguemos en el momento justo, al poema justo.
Este es de Milan Rúfus:
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El país de la infancia
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Los países existen. Este pídelo
sólo en sueños. Y no pongas el pie, te caerías.
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Es como si tú, polizón,
quisieras bajar de tu tiempo, igual que de un avión,
derecho a una nubecilla.
Jurando que aguantará
eso pesado que eres,
eso por siempre sin alas.
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Y de momento es un altar. Sólo un altar.
y al señor nadie lo ha visto.
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Pero qué importa
de qué piedra es la estatua.
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Aquí la piedra no es piedra,
es una idea. Así que párate un poco.
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Y luego vete y vive.

2 comentarios:

Kin dijo...

Yo te ví, yo te ví, yo te ví llorandoooooo.... mami¡¡¡

Alejandra Arévalo dijo...

sí, me gusta ese Temperley...