martes, 13 de abril de 2010

Una nota sobre las narcopiñatas

Ayer por la tarde vi una fotografía de dos ejecutados por motivos conectados con el narcotráfico, junto a los cuales se había dejado un mensaje. Incluso en una de las publicaciones de nota roja que circulan por el Distrito Federal se publicó la misma noticia en la primra plana con el titular Narcopiñatas. Los cadáveres colgaban de los bordes de un puente en la autopista del sol.
También ayer por la tarde, leí un prólogo de Goran Petrovic a La boca llena de tierra, novela de Branimir Šćepanović, en el que Petrovic escribe:
"¡No hay lugar a dudas, hemos avanzado! -repito, mientras escribo este texto. A decir verdad, algo anda mal con el clima, este verano hace un calor terrible, pero ahí está el control remoto del aparato que en mi departamento mantiene con diligencia los agradables veintitrés grados. Y, es verdad, mi esposa mira la televisión, de nuevo transmiten en directo algún horror, alguien volvió a bombardear a alguien, o alguien de nuevo puso una bomba en alguna parte. Basta con que gire en mi silla de escritorio y puedo ver cómo algunas personas cargan los cuerpos de otras personas, cuerpos cubiertos de sábanas, y la sangre que traspasa las telas blancas y 'florece', puedo ver cómo algunas mujeres se arrancan el pelo y plañen, cómo alguien habla con exaltación, directo a la cámara, en una lengua completamente incomprensible para mi, pero debajo de ese rostro desencajado por el dolor, está escrito con claridad en inlgés 'transmisión vía satélite' y 'corre' la cinta interminable sobre la cual cambian continuamente sólo los números -'diez muertos', 'aproximadamente cincuenta muertos', 'más de cien muertos', 'cerca de trescientos muertos'... Es verdad, en alguna parte está sucediendo una gran tragedia. Sin embargo, yo no tengo que volver la cabeza y no tengo que mirar, ni siquiera tengo que escuchar la transmisión en directo de los gritos de esa gente sufrida, porque tengo otro control remoto a la mano, y puedo aumentar en seguida el volumen de mi potente equipo de sonido."
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De esta misma manera , me ha resultado sumamente fácilvoltear la cara, cambiar la visión de aquellas tragedias, de este mensaje colgado del cuello, por una novela, por cierta música. Aun así me entristezco, no sólo con la desgracia, ni con la miseria global, ni con las guerras o guerrillas que 'florecen' a lo largo del territorio nacional, a lo largo de la América empobrecida en que vivimos, sino también con la facilidad con la que os hemos sometido a esta forma de vida, con la serenidad con que hemos aceptado este tipo de acontecimientos en nuestra vida diaria.
Narcopiñatas, dice el titular, como si se tratara de un festejo. Será que no quedan muchas más posibilidades, que hemos aprendido a ingeniarnos un modo de salir de esta tanda de golpes de realidad a través de la burla: Un, dos, tres por Paulette, que está abajo del colchón. Y espero que suene en mi estéreo All you need is love para sacarme de acá mientras se suceden una o dos matanzas por semana, para terminar de coincidir con Dante Milano cuando dice que "tal vez, en un mundo mejor, la literatura se vuelva peor. Lo que, por cierto, no tiene importancia. Siempre es preferible un mundo mejor."
México, Distrito Federal a 10 de abril de 2010

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